3 de mayo de 2009


Hoy fue uno de esos días temáticos. Cada cierto tiempo aparecen temas recurrentes: objetos, palabras, nombres, colores. Algunas veces son intermitentes (como la manía que me llegó hace un par de años de recoger tornillos oxidados por la calle), otros son permanentes e incluso algunos de ellos se niegan a desaparecer, a pesar de que resultan redundantes y dolorosos.

Dentro del campo cromático, saliendome de la gama acostumbrada, me encontré en medio de una día rojo. Me vestí de rojo. Escribí en mi cuaderno rojo. Consulté mi agenda roja, sujetando con mis uñas rojas, una pluma (azul, nada es perfecto). Leí Estudio Escarlata. Contemplé largo rato un collar de cuentas rojas. Sentí mi rojo corazón palpitando con demasiada intensidad, tras ver Fanny y Alexander.

Salí, escapando de tanta sangre y de otros temas recurrentes (nombres y conversaciones, principalmente), y me encontré pedaleando en mi bicicleta en medio del casi desierto Centro de Coyacán. Me sentí sola. Y me di cuenta de que la eterna disyuntiva entre "El Todo" y "La Nada", es el verdero tema de estas tristes y enrojecidas tardes de los últimos meses.

No hay comentarios: