6 de abril de 2008

Kitchen

Poco a poco las semanas pasan, el tiempo se agota, el cuerpo se cansa. Las ideas fluyen, o no.
Finalmente, mis talleres de teatro comienzan a marchar con un rumbo fijo (¿Qué pasará con el temido examen?) y ha llegado la hora de aprenderse textos.
Yo he optado por la cocina. Viendo en retrospectiva he descubierto el importante papel que tienen los trapos, los ingredientes y los azulejos. La maravillosa sensación de tranquilidad al verla limpia, tras horas acuosas de limpieza en el fregadero. La triste sensación de encontrarla vacía, cuando el corazón pide la caricia de una barriga llena.

"Cuando levanto los ojos de la cocina de gas grasienta y el cuchillo oxidado, en la ventana brillan estrellas solitarias.
Sólo estamos la cocina y yo, pero es mejor que pensar que estoy yo sola.
Cuando estoy agotada suelo quedarme absorta. Sola en en un lugar cálido, o junto a alguien en un lugar frío, me gustaría contemplar mi muerte sin sentir miedo.
Creo que me gustaría que fuese en la cocina."

Banana Yoshimoto

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Odie la cocina hasta que vivi sola, entonces la ignore, pero ahora que en ella le doy vida a tantas cosas en mi soledad compartida he aprendido a adorarla. Me ha fascinado el texto. Un genial para tu blog violet.

Isabel Toledo dijo...

Es en la soledad cuando uno comienza a llenarse con los pequeños espacios y placeres.
Muchas gracias por tu comentario Ana Koreta!

Elsa RBrondo dijo...

Dicen que la cocina es el corazón de la casa. Yo tengo una relación amor-odio. Adoro cocinar, aborrezco lavar los trastes. La cita es maravillosa.