2 de abril de 2009

Tengo una piedra para tí. Fue escogida de entre muchas en un río, tiene tu nombre. Solo tú nombre. Quiero te la tragues, quiero que la piedra viaje por tu cuerpo, que recorra tu garganta para incrustarse en tu estómago. Quiero que esté metida dentro de tí y que al mismo tiempo se encuentre lo suficiente en la superficie para ser sensible al tacto. Quiero que aprendas a amarla como a ti mismo y que aprendan a amarte junto con ella. Quiero que sea parte de tí. Es tuya, tiene tu nombre. Tómala. Es para tí. Fue escogida. ¿Fue? Sí.

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